Dos mujeres

Dos mujeres

Vicente Sorribes

Hace ya años, (más de los querría), me topé en mis lecturas con los escritos de dos pensadoras que me dejaron una profunda huella en mi forma de ver la vida, Hanna Arendt y Simone Weil. Ambas me han hecho pensar en la importancia e influencia de lo femenino, presente aunque desgraciadamente no visible hasta el siglo XX en la historia del pensamiento, pensemos en España desde Teresa de Jesús hasta María Zambrano. El Pensamiento, la Filosofía ha sido siempre atribuida a los hombres, negando a las mujeres la capacidad filosófica. La consecuencia trágica, dejar huérfano el Espíritu, de lo Femenino e ignorar la mitad inescindible de nuestra condición humana.

De Marko Kafé - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=118393034
De Marko Kafé – Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=118393034

Simone Weil, francesa nació en una familia judía culta y liberal en el año 1909. Muy joven estudió con el filosofo Alain, e ingresó en la prestigiosa Escuela Normal Superior de París. Allí fue compañera de Simone de Beauvoir, graduándose con el número uno de su promoción, el dos fue para Simone de Beauvoir quien en sus memorias señala que “Una gran hambruna había sacudido China, y me dijeron que ella; (S. Weil) prorrumpió en sollozos cuando recibió aquella noticia; esas lágrimas me obligaron a respetarla aún más que por sus dotes para la filosofía. La envidiaba porque tenía un corazón capaz de latir para todo el mundo. Un día pude conocerla. No sé cómo entablamos conversación; me explicó en un tono cortante que una sola cosa contaba hoy en toda la Tierra: una revolución que diera de comer a todo el mundo. De manera no menos perentoria le objeté que el problema no es hacer felices a los hombres, sino encontrar un sentido a su existencia. Ella me miró fijamente. “Cómo se nota que usted nunca ha pasado hambre”. Este fue el final de nuestras relaciones”». Esto indica ya la índole de Simone Weil.

A los 22 años profesora de filosofía en varios institutos, se desprende en parte de su salario para redistribuirlo entre los profesores y aumenta su compromiso social uniéndose al partido comunista francés, que pronto abandona desencantada. Profundamente conmovida ante la miseria de los obreros en las fábricas deja la enseñanza para trabajar en la fabrica Renault en la cadena de producción, ”Allí recibí la marca del esclavo” y comienza a tomar partido por la lucha contra la opresión física y espiritual, la dignidad y la libertad. En su casa de París acogió a León Trotski al que manifestó su impresión del escaso valor que se confería al hombre en la dictadura del proletariado. Consecuente hasta el fin con su compromiso se alista en la columna Durruti en la Guerra civil española. Espantada ante las matanzas de ambos lados, vuelve a Francia conmocionada por la brutalidad presenciada. Ante la amenaza nazi junto con su familia viaja a Inglaterra, donde muere a los 34 años víctima de tuberculosis agravada por la escasa comida en solidaridad con sus compatriotas de Francia.

Amiga de Albert Camus, dijo de ella ¨el único gran espíritu de nuestro tiempo”. Bernanos, de ella que fue la encarnación de la compasión por el hombre. T.S. Elliot manifestó que debía ser leída antes que las propagandas anularan la libre capacidad de pensamiento.

Simone Weil debe ser leída desde la libertad. Los ejes de su pensamiento consisten en reflexionar sobre la idea del desarraigo, de la opresión del hombre por la miseria, del sentido puro del Bien, de la compasión, de la espiritualidad humana, del sentimiento y sobre todo de la profunda empatía por lo humano. Su obra, abundante a pesar de muerte temprana, entre otros libros “Echar raíces”, ”la gravedad y la gracia”, ”la espera de Dios”.

Hannah Arendt nació en 1906, en el seno de una familia judía, de muy joven, 14 años ya había leído y escrito notas sobre Kant y Karl Jaspers. Debido a su naturaleza rebelde e inconformista, fue expulsada de su Instituto y a los 16 años se va sola a Berlín donde por libre finaliza su educación e ingresa en la universidad. En su primer curso a sus dieciocho años estudia Filosofía con Martin Heidegger, quien la acoge en su cátedra y se convierte en su amante. La relación se mantiene durante la carrera pero el secretismo de Heidegger debido a la condición judía de Arendt y las relaciones filo nazis de éste motivan la ruptura de la relación y su traslado a la universidad de Heidelberg donde bajo el magisterio de Karl Jaspers concluye su tesis doctoral, una de sus obras de carácter capital “el concepto de amor en San Agustín”.

El ascenso del nazismo produce su expulsión de su cargo de profesora en la universidad, su huida a Francia. Es privada de su nacionalidad alemana por el régimen nacionalsocialista, escapa milagrosamente de un campo de internamiento y perseguida por la Gestapo consigue llegar a Estados Unidos. Allí trabaja en diversas publicaciones y publica su ensayo sobre el totalitarismo que alcanza gran éxito y motiva que la revista New Yorker la envíe como corresponsal al juicio de Adolf Eichmann, criminal de guerra y uno de los responsables del genocidio judío, capturado por el Mossad en Argentina y trasladado para su enjuiciamiento a Israel donde fue finalmente condenado a muerte y ahorcado. Allí envió sus crónicas que contenían un profundo estudio sobre la banalidad del Mal que provocaron gran controversia en Norteamérica.

Alcanzó un gran prestigio en América llegando a desempeñar como catedrática en Princeton, Chicago y Nueva York, falleciendo en 1975 en Nueva York.

Obras capitales se pueden considerar, “el concepto de Amor en San Agustín”, en la que analiza el profundo sentido del amor que se manifiesta en la amistad, en la relación afectiva de pareja, y en lo que denomina “caritas”, amor en su sentido esencial, ”los orígenes del totalitarismo”, profundo estudio sobre el fascismo y el comunismo, las crónicas del juicio de Eichmann, en las que describe como origen del mal la servidumbre ciega y la pasividad en un sistema totalitario, y ”la Revolución”, en la que compara las Revoluciones Francesa y Americana confrontando la primera con la segunda, el objetivo de liberar al hombre de la necesidad y miseria, frente a la revolución americana con el objetivo de liberar a una élite del dominio británico.

Como reflexión final destacar las coincidencias de Simone Weil y Hannah Arendt, ambas son de origen judío, son mujeres y fundamentalmente, libres independientes y profundamente humanas, desafío a los lectores que encuentren dos pensadores hombres en esta época u otras que reúnan de forma tan absoluta y pura tales atributos.

*Imagen de portada: De Bernd Schwabe in Hannover – Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=34953759

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